Morfología del caballo: la cabeza


Morfología del caballo, la cabeza

Para realizar una descripción morfológica del caballo, consideraremos su cuerpo dividido en cuatro partes: cabeza, cuello, tronco y extremidades.

La cabeza

La cabeza es la parte superior del cuerpo, que está unida al extremo anterior del cuello. Contiene el cerebro y los principales órganos sensoriales. Considerada de modo global, la cabeza ha de ser ligera, con las venas subcutáneas bien marcadas, el pelo y la piel finos. También debe tener una colocación correcta, con suficiente musculatura, bien cuadrada y unida al cuello, sin parecerse a la de un carnero, ni tampoco hundida o aplastada.

En algunos ejemplares la cabeza es demasiado grande (cabeza pesada) o demasiado larga (cabeza cónica), defectos que dan un aspecto feo al caballo y hacen pesado su manejo. La cabeza cónica, o sea muy ancha en la parte superior y estrecha en los belfos, es un indicio de mala raza y de poco vigor. La cabeza acarnerada o de carnero, cuando su perfil es convexo, en la frente y en la nariz, también ofrece un mal aspecto. La cabeza achatada, hundida en la frente y la nariz, es un indicio de inteligencia si se complementa con una frente ancha. La cabeza de liebre, estrecha en las sienes y en el morro, con las orejas muy próximas entre sí y con poca carne, se observa generalmente en los caballos nerviosos o malévolos. La cabeza de rinoceronte, hundida en la nariz y con el hocico muy protuberante, por lo general es signo de estupidez. La cabeza que despapa, también llamada pico al viento va demasiado alta, casi en la línea del cuello, y la encapotada está demasiado cerca del pecho. Tanto el primero como el segundo defecto anulan casi por completo la acción de la embocadura.

 

Por otro lado se dice que la cabeza es gorda o cargada de carne si tiene demasiadas partes blandas, y delgada o flaca si carece de volumen muscular. Se considera demasiado enganchada cuando se une al cuello por una base ancha, y poco enganchada en el caso opuesto; el primer defecto comporta dificultades en los giros, y el segundo es un signo de obstinación.

Morfología del caballo: la cabeza Poni

La cabeza comprende las siguientes partes:

Copete, la parte más elevada, situada entre las dos orejas y entre la frente y la nuca, está adornada por un mechón de crines (tupé) que cuelga sobre la frente. El vértice debe ser bastante alto y prominente, y el mechón ha de estar formado por crines muy finas y largas, que tienen que dividirse de manera natural en dos mechas.

Nuca, parte superior trasera de la cabeza, está situada detrás del vértice de la cabeza, al inicio del cuello, y es en donde se apoya el testero de la cabezada. Es conveniente que no sea demasiado alta, ni esté demasiado hundida.

Orejas, que han de ser pequeñas, finas, con poco pelo, rectas, bien situadas, con un buen arranque, tienen que estar más o menos separadas en relación con su longitud. Son gachos los caballos que las tienen peludas o casi colgantes; si las orejas son largas, pendulantes y siguen con un movimiento vertical los pasos del animal al andar, reciben el nombre de orejas blandas o de caballo orejudo, y si son cortas y demasiado separadas entre sí se llaman orejas de burro.

Parótidas, las regiones laterales traseras de la cabeza, que corresponden al lugar ocupado por las glándulas del mismo nombre, se extienden desde la base de las orejas hasta la garganta, y forman una gran parte de la inserción de la cabeza. Estas zonas han de ser pequeñas y poco prominentes, de modo que no impidan los movimientos laterales de la cabeza.

Testuz, la parte superior delantera, la que más superficie de la cabeza ocupa, limita en la parte superior con el mechón, lateralmente con los ojos, y en la parte inferior con la nariz. Esta región debe ser ancha, espaciosa y plana, ni demasiado convexa, ni demasiado hundida o aplastada.

Sienes, están situadas en la parte lateral superior de la cabeza, entre la base de las orejas, las parótidas y los planos de los carrillos. Esta región está atravesada por una arteria bastante superficial (temporal) y constituye un punto adecuado para tomar el pulso al animal. Las sienes tienen que ser enjutas, iguales y más bien prominentes.

Surcos, dos cavidades más o menos profundas, situadas por encima de las órbitas, entre las sienes y las partes superiores laterales del testuz. Tienen que ser iguales y poco profundas.

Orbitas, dos cavidades óseas, situadas en las partes laterales y anteriores de la cabeza, al lado del arranque de la nariz, debajo de los surcos del testuz. Contienen los ojos.

Ojos, con sus elementos accesorios y principales, han de ser gran-des, iguales, despiertos, bien abiertos, y situados al nivel de la cabeza. Cuando son salientes se llaman de buey, o porcinos si son pequeños y están hundidos en las órbitas. En el primer caso el caballo puede ser miope y ver sombras, mientras que en el segundo puede ser malévolo y terco. Los ojos de volumen desigual pueden ser un síntoma de una enfermedad llamada corrientemente del lunes. Si la pupila está fija y es insensible a los cambios de luz sin tener aparentemente otra lesión, el ojo no ve (amaurosis). Los humores oculares turbios y las manchas en la córnea alteran la visión completa. Los párpados tienen que ser finos, han de estar bien abiertos y poder moverse libremente. No tienen que estar hinchados, hundidos, arrugados o caídos.

Planos de los carrillos, que se encuentran en las dos regiones laterales de la cabeza, limitan por la parte anterior con los ojos y la nariz, con las sienes por la parte superior, las comisuras de los belfos por la parte inferior, y con las quijadas por la parte trasera. Los carrillos deben ser más bien enjutos y apretados, con la apófisis cigomática prominente. Si son demasiado largos y rellenos aumentan el volumen de la cabeza y contribuyen a hacerla pesada.

Nariz, dispuesta entre el testuz, los ojos, las quijadas y el belfo superior, tiene como base los huesos nasales, y ocupa los dos tercios de la región anterior e inferior de la cabeza. La parte superior de la nariz se llama arranque, la intermedia es donde debe apoyarse la muserola y se denomina dorso, mientras que la parte inferior, que se confunde con el belfo superior, es la punta. La nariz tiene que ser plana, ancha, con los orificios nasales u ollares grandes y bien abiertos; la pituitaria de color rosado y un poco humedecida por la mucosidad.

Ollares, los ollares demasiado estrechos son un defecto notable por-que el caballo inspira con dificultad.

La boca, y los elementos que la componen, merecen un examen detallado. Su abertura no debe ser ni demasiado ancha ni demasiado estrecha. Se dice que tiene un buen corte cuando las comisuras de los labios coinciden con el punto medio de las barras. Si la boca es demasiado larga o rasgada y grande, la embocadura no puede apoyarse exactamente sobre las barras, y se aproxima demasiado a los molares; en tal caso se dice que el caballo engulle o se bebe el hierro. Si es demasiado estrecha y pequeña —de conejo— la embocadura se apoya sobre los colmillos, tira de los labios hacia arriba, y estos quedan fruncidos y a menudo dañados; en este caso la acción del hierro no es segura y el apoyo es falso. Los caballos notan el sabor de la embocadura masticándola e impregnándola de saliva, hecho que llena toda la boca de espuma blanca. Las barras, espacios que separan en la mandíbula inferior los primeros molares de los colmillos en los machos, o de los últimos incisivos en las hembras, deben ser iguales y bien colmadas, altas y ligeramente redondeadas. Cuando son muy finas y angulosas hacen que la boca sea demasiado sensible a la acción del hierro y, por el contrario, si son demasiado carnosas, bajas, con la membrana que los reviste demasiado espesa, pueden acabar siendo callosas e insensibles; en este caso se dice que el caballo es duro de boca.

  • La lengua, que debe estar intacta, tiene que ser lisa y proporcionada con el espacio que ha de ocupar y con la altura de los asientos. La lengua, cuando es demasiado voluminosa, dificulta la acción de la embocadura, y la boca es dura y poco precisa; si es demasiado larga tiende a salir de la boca y causa un efecto desagradable; si entra y sale con frecuencia es que la «pasa sobre el filete»; es colgante cuando permanece fuera de la boca mientras se embrida al caballo; finalmente, puede presentar úlceras, cortes, o bien algún ejemplar puede carecer de ella.
  • Las encías deben ser finas, húmedas y de color rojo pálido, poco descarnadas y sin inflamaciones ni ulceraciones.
  • El paladar tiene que ser fresco, más bien carnoso, y no enjuto como en los caballos viejos.

Mentón, protuberancia carnosa y redondeada, está situada debajo y detrás del labio inferior. Tiene como base el punto medio de los dos lados de la mandíbula inferior y el músculo cuadrado del mentón. El mentón debe estar medianamente desarrollado, cubierto de pelos largos y ha de tener forma redondeada.

Barbada, hundimiento que se encuentra detrás del mentón, sobre el cual se apoya la cadenilla barbada, tiene como base el borde posterior de las dos partes del hueso maxilar inferior. La barbada no debe ser demasiado estrecha, alta o acanalada, ni tampoco demasiado baja y redondeada.

Canal de las fauces, espacio triangular situado en la parte inferior de la cabeza, entre la barbada y la garganta. En esta región se encuentran los ganglios o glándulas linfáticas, que están más desarrolladas en los caballos jóvenes que en los viejos. Este espacio debe estar bien marcado y abierto, sin tumefacciones u obstrucción de los ganglios.

Mandíbulas, partes laterales superiores de la mandíbula inferior, tienen como base el borde posterior o, más concretamente, el ángulo y la tuberosidad del hueso maxilar, y están delimitadas por las parótidas, la garganta, las mejillas, el canal de las fauces y la barbada. Estas tienen que ser finas, enjutas y poco carnosas.

El cuello

El cuello está situado entre la cabeza y el tronco, y tiene como base las siete vértebras cervicales. Tiene dos extremos, dos bordes y dos caras o lados:

El extremo anterior del cuello se une a la cabeza, a la que sirve de sostén. El posterior, que va unido al cuerpo, determina la inserción del cuello en el pecho.

El borde superior, que se extiende desde la nuca hasta la cruz, está sostenido por el gran ligamento cervical, y está revestido por la crinera. En la parte posterior, cerca de la cruz, puede presentar una hendidura más o menos pronunciada (golpe de hacha) que en tiempos pasados se creía que distinguía a los caballos de raza o de sangre.

La parte inferior del cuello se llama garganta. Por ella transcurren la tráquea y el esófago. En la parte superior se encuentran la laringe, la faringe y las glándulas tiroideas.

Por las caras laterales del cuello pasan las venas yugulares. Un buen cuello es una de las principales cualidades del caballo de silla, ya que contribuye al porte correcto del cuerpo y a la dulzura de la boca. El cuello debe ser algo más largo que la cabeza, a la que debe estar bien unido, y debe confundirse de manera armónica con la cruz, los hombros y el pecho. El borde superior debe ser más bien fino, un poco convexo y elegante; la garganta redondeada, ancha y formando ángulo recto con la cabeza. Un cuello demasiado carnoso, corto y compacto, aunque denota mucha fuerza —por lo que se llama cuello de toro— resulta poco airoso y poco flexible. Si el borde superior es demasiado voluminoso, con adiposidades e inclinado hacia un lado, se llama cuello con «gato»; cuello de cisne si es fino y arqueado en el extremo superior, lo que da mucha gracia al caballo; si es exageradamente arqueado lo hace propenso a encapotarse; se llama cuello de ciervo cuando el caballo lleva la cabeza «con el pico al viento».




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Un comentario en Morfología del caballo: la cabeza

  1. Raúl Orozco Dice:

    Muy buena información, Muchas Gracias!
    Tendrías la bibliografía de este libro?

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