La selección del cachorro de pastor alemán


El tiempo pasa rápidamente cuando miramos cómo crece una camada. Si somos los criadores no hemos perdido ciertamente el tiempo. Hemos observado cuidadosamente los cachorros que componen la camada mientras comían, mientras se movían de un lado para otro, mientras jugaban. Probablemente hemos centrado nuestro interés en un cachorro determinado o, quizá, en dos que hacen difícil poder elegir entre uno de ellos, ya que este cachorro o estos dos son los que más prometen respecto a cualquier otro de la carnada.

Como criadores debemos saber todo lo que es conveniente conocer acerca de sus antecedentes genéticos, y qué defectos y qué virtudes prevalecen en los rasgos representados por la madre y el padre que elegimos para conseguir esta carnada. Podemos tratar de encontrar estos defectos y estas virtudes en los cachorros para ver si los caracteres ocultos se han combinado en este caso y se han hecho presentes en la descendencia. También hemos contado con la ventaja de conocer el padre y, probablemente, hemos visto algún cachorro proveniente de su unión con otras perras, de modo que sabemos lo que es capaz de transmitir.

El cachorro que elegimos como más destacado en la camada podemos conservarlo, si es del sexo apropiado para nosotros, o venderlo a un precio elevado a alguien que esté buscando un campeón potencial. Si somos los posibles compradores de un cachorro carecemos de las ventajas descritas de que, en cambio, goza un criador. Pero la parte verdaderamente extraña de esta operación de elegir un joven cachorro de entre una camada es que el comprador novel algunas veces cuenta con una oportunidad tan buena de conseguir el mejor cachorro como el criador experimentado. La razón de esta afirmación aparentemente incongruente reside en el hecho de que, suponiendo que la carnada proviene de una excelente unión y que ha sido objeto de buenos cuidados, cabe que haya varios cachorros en ella que aparezcan como ganadores potenciales entre las ocho y las diez semanas.

También el crecimiento sectorial varía en los animales jóvenes, en particular en los cachorros que eventualmente alcanzarán el tamaño de un perro pastor alemán. Cada cachorro, como individuo, presentará un ritmo de crecimiento ligeramente diferente y mostrará cambios en secciones relativas de su cuerpo, así como en su crecimiento general, de un día para otro.

Si somos el comprador potencial de un cachorro de perro pastor alemán, debemos prepararnos para desempeñar nuestro papel asistiendo a exposiciones caninas, visitando centros de recría, hablando de «perros pastores» con quienes parecen poseer un conocimiento sólido del tema, y leyendo los mejores libros disponibles acerca del apareamiento.* Observemos, absorbamos y escuchemos. Y antes de acudir a cualquier criador para efectuar nuestra compra, recojamos informes sobre sus antecedentes así como el de sus perros.

No dejemos cegarnos por los premios conseguidos en exposiciones, pues comparativamente tiene poco que ver con el conocimiento y la capacidad de criar animales de calidad o con el potencial del cachorro que estamos a punto de comprar. Si esto fuese tan importante en la cría como muchos criadores parecen pensar, tendríamos que la constante producción de grandes perros sería meramente una cuestión de aparear dos campeones.

Tampoco debemos dejarnos arrastrar por anuncios de carácter histérico y llenos de adjetivos. Simplemente debemos asegurarnos de que el cachorro proviene de un linaje excelente.
Si es posible, cuando procedamos a elegir y a comprar un cachorro, deberemos ir acompañados de un criador experimentado, de alguien que lleve tiempo en el negocio y cuyos conocimientos respetemos. Esta persona no puede necesariamente elegir el cachorro que se convertirá en el mejor perro pastor de la camada pero, en cambio, puede evitar que elijamos un ejemplar que tiene unos defectos obvios de los que nosotros, como novatos, no nos percatamos y que muy posiblemente no se corregirán.

Probablemente ya hemos decidido el sexo del animal que vamos a elegir. Las hembras entran en celo dos veces al año y, por ello, tendrán que ser aisladas y vigiladas estrechamente en dichas épocas. Por otra parte, pueden dar a luz cachorros similares a ellas que pueden proporcionarnos beneficios de muchas maneras. Las hembras son, con frecuencia, mas dulces y afectuosas que los machos y, en muchas ocasiones, incluso más inteligentes o quizá, en defensa de los machos, debería rectificar esta afirmación diciendo, en lugar de ello, que a menudo son más rápidas y más predispuestas a complacer. Los machos, a diferencia de las hembras que entran en celo dos veces al año, se encuentran en él permanentemente y se muestran muy intranquilos y nerviosos cuando las hembras de la vecindad se encuentran en celo. Los machos asimismo se orinan, y con ello dañan, en los setos.

La selección del cachorro de pastor alemán Pastor Alemán

Si escogemos un cachorro macho como fuente potencial de ingresos a través de lo que podamos cobrar por apareamientos… ¡mejor olvidarlo! Deberá convertirse, para este fin, en un ejemplar de tipo superlativo y, a decir verdad, son muy pocos los que lo hacen. Recordemos que existen personas, que cuentan con medios y conocimientos, que cada año importan de Alemania perros excelentes, plenamente desarrollados y bien conocidos para dedicarlos a la recría. Estos son los animales contra los cuales nuestro perro debería competir en este ámbito y, a menos que se convierta en un campeón que consiga clasificarse en las más destacadas especialidades o llegue a ser un Grand Victor, no puede competir como perro de recría contra los importados de alta selección.

A pesar de todo cuanto acabo de escribir, personalmente me gustan los perros de pastor machos por su mayor dimensión y nobleza masculina. La elección del sexo, sin embargo, es una decisión que sólo a nosotros compete como comprador potencial.

Pidamos al criador que separe los sexos al objeto de que podamos prestar nuestra atención plena a los cachorros que son de nuestra preferencia. Los normales son criaturas afectuosas e inquisitivas que se hacen querer y que desean una atención inmediata; por ello, el cachorro que se aparte ante nuestra presencia, que parece asustado ante nuestra mano extendida, o que sale corriendo y se esconde, debe ser eliminado inmediatamente de toda consideración. Esto también resulta de aplicación al cachorro que se acurruca en un rincón y no quiere saber nada de cuanto ocurre a su alrededor.

Si es un cachorro macho el que estamos a punto de comprar, asegurémonos de que los testículos han descendido hasta el escroto y pidamos al vendedor que nos garantice esta virtud absolutamente necesaria. No toquemos los cachorros en un principio. Observémoslos desde cierta distancia para conocer su equilibrio general. Y no tengamos prisa. Estamos a punto de pagar al contado por un ser vivo que va a convertirse en una parte concreta de nuestra familia, en un compañero que estará con nosotros durante muchos años; por ello tomémonos el tiempo que consideremos necesario para llevar a cabo esta importante elección.

Un buen cachorro pondrá de manifiesto todas las virtudes estructurales de un buen perro adulto, pero en forma exagerada. Observemos los cachorros cuando corretean. Uno bueno se mueve en forma equilibrada aun cuando con un cierto desgarbo. Busquemos un amplio desplazamiento hacia adelante de las patas delanteras, lo cual indica una buena angulación frontal. En cuanto a la angulación trasera tenemos que algunas veces mejora con la edad, pero esto jamás ocurre con el ángulo de los omoplatos. Comprobemos que el prosternón (el punto frontal del hueso del pecho) se halla ligeramente adelantado respecto a los hombros, de modo que se proyecte más allá de la línea de éstos cuando se observa el perro de perfil.

El lomo debe ser corto y recto, no combado o inclinado. Y, aun cuando corto, el cachorro debe ser todavía más largo de lo que es alto en la cruz, lo cual, visto desde un lado, debe ser resultado de la posición de los omoplatos, la longitud del costillar, la anchura de perfil del muslo, y de una inclinación larga y suave en la grupa. No ha de ser debido a la longitud del lomo en sí o consecuencia de una larga grupa, ya que estos dos defectos dan lugar a otro… un lomo débil.

Debería haber hecho mención, antes de esto, que debemos eliminar de toda consideración cualquier cachorro que exhiba un pelo largo, una pigmentación muy pálida, amplias manchas blancas o sea totalmente de este color. No nos sintamos inclinados a pensar que los cachorros blancos son deseables y paguemos un precio elevado por un animal respecto al cual las normas generales de su raza indican: «…no son deseables, y procede descalificarlos si muestran características albinas».

Una pequeña mancha blanca en el pecho, un diminuto mechón en un dedo, generalmente desaparecerán a medida que el cachorro vaya creciendo. Algunos incluso nacen con el extremo de la cola blanco, y esto también desaparece pronto. Debemos buscar que el cachorro sea mayoritariamente negro, ya que este color disminuye gradualmente a medida que el animal va alcanzando su madurez. El color que el cachorro presenta debe ser vivo y brillante.

La osamenta con que cuenta un cachorro de 6 a 10 semanas es tremenda, en especial en el macho. Ello es muy deseable. Asegurémonos, sin embargo, de que las patas son rectas y terminan en unos pies bien formados y compactos, no en unos dedos abiertos.

Las costillas, como ya dijimos anteriormente, deben ser bien formadas y llegar hasta muy atrás al objeto de hacer posible una grupa corta. El cachorro debe tener anchura a lo largo del lomo y grupa, si bien ésta resulta difícil de juzgar a tan temprana edad. Pasemos nuestros dedos por el borde delantero de la pelvis y comparemos luego la longitud de la grupa desde este punto hasta el de partida de la cola con la total del cachorro. Esto nos dará una idea de la longitud de dicha grupa.

La cola no debe aparecer en posición demasiado elevada, ya que esto generalmente indica una cortedad futura de la grupa y, de por sí, es un rasgo indeseable. Los omoplatos (las escápulas planas) deben aparecer muy juntos en la parte superior. Coloquemos el dedo entre ellos, exactamente en la parte superior de la cruz, y recordemos que la separación no debe ser superior a la anchura de nuestro dedo en un cachorro de 8 semanas.

Algunas veces un cachorro con una angulación trasera muy acusada aparecerá con unos jarretes parecidos a los de una vaca, sobre todo cuando está de pie. Este rasgo generalmente desaparece al llegar a la madurez y al fortalecimiento de los jarretes que trae consigo. Estos, en sí, deben ser cortos en comparación con la longitud total de la pata posterior, y la parte de la rodilla o frontal de la pata trasera, cuando se observa de perfil, debe mostrar una curva suave.

Evitemos el cachorro que aparece como demasiado perfecto en esta temprana edad, pues generalmente jamás conseguirá el tamaño y la osamenta necesarios en el perro adulto. Mostrémonos cautos también acerca del cachorro mayor y más desmañado (esto cabe apreciarlo particularmente en los machos), ya que puede que jamás alcance una verdadera compacidad o fluidez de movimientos y, probablemente, se convertirá en lo que los imaginativos llaman un animal «húmedo».

La cabeza debe tener forma de cuña y ser bastante ancha entre las orejas. Los ojos deben ser oscuros y ligeramente almendrados, nunca redondos y protuberantes. Los de los cachorros jóvenes son siempre azules, derivando hacia su verdadero color a medida que el animal crece. Examinemos los dientes, la boca y las mandíbulas para determinar el mordiente (articulación de las mandíbulas y los dientes), el cual debe ser el denominado de tijera. Algunas veces unas anomalías ligeras en este sector se corregirán por sí mismas al aparecer los dientes permanentes o de animal adulto, pero es mejor no correr este riesgo.

Los cachorros hembra son generalmente más pequeños y de aspecto más agradable que los machos, mostrando una perfección mayor en su estructura general y, en particular, en la cabeza. Busquemos que las orejas estén situadas en posición elevada ya que, si es así, se yerguen sin demasiados problemas. Las orejas que son pesadas y gruesas y cuelgan como las de un podenco, son del tipo de las que más tarde nos crearán problemas.

Con nuestro cachorro recién comprado recibiremos, y debemos insistir en recibir, ciertos documentos integrados por: un certificado de venta que garantiza que el cachorro está libre de enfermedad y se encuentra en excelente estado de salud, que sus orejas se mantendrán erguidas en el momento oportuno, que no tiene displasia de cadera * (algunas veces llamada subluxación, una enfermedad que padecen los perros de pastor alemanes así como muchas otras razas) y, si es un macho, que se halla sexualmente completo (lo cual significa que sus testículos han descendido), un pedigree de tres generaciones y el documento de inscripción A.K.C.

Por nuestra parte deberemos mantener el cachorro aislado del contacto con otros cachorros o perros durante una semana o diez días, al objeto de que no quede expuesto a ninguna enfermedad transmitida por otro animal. La razón de este límite de tiempo hay que buscarla en el hecho de que muchas enfermedades caninas tienen un período de incubación que oscila entre 5 y 10 días.

Recordemos esto cuando compremos un cachorro; el coste inicial es muy poco en comparación con lo que nos costará alimentar al animal durante toda su vida y mantenerlo en buen estado de salud y feliz. Por tanto, no debe asustarnos el gastar un poco más por un cachorro mejor. A la larga, puede ser una inversión juiciosa.

Incidentalmente tenemos que la dentición dará lugar, con frecuencia, a que las orejas del cachorro se doblen después de que ya se mantenían erectas. Si esto ocurre podemos estar seguros, sin ningún género de dudas, de que tan pronto como haya terminado la dentición las orejas volverán a adoptar su posición erecta.

El problema respecto a todas las garantías que he recomendado conseguir junto con el cachorro de perro pastor alemán es que si no se cumplen a medida que el cachorro se desarrolla, e incluso en el caso de que la integridad del vendedor sea tal que respalde firmemente sus garantías, probablemente será demasiado tarde para nosotros como compradores. La razón de ello hay que buscarla en nuestra humanidad emocional. El cachorro ha conquistado nuestro corazón y por ello, después de tenerlo a nuestro lado y haberlo cuidado, no nos es posible abandonarlo, sea cual fuere el defecto que se ponga de manifiesto en él.

Recordemos siempre de dar a nuestro cachorro la oportunidad de desarrollar el carácter y la inteligencia que dan justa fama al pastor alemán y que lo ha convertido en una excelente ayuda para la humanidad en tantos y tantos quehaceres utilitarios.




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2 Comentarios en La selección del cachorro de pastor alemán

  1. Carlos Dice:

    Hola buenas tardes, t hago una consulta, estoy por comprar un cachorro de ovejero aleman, lo fui a ver y le veo los deditos de la pata trasera color blanco .-
    Tiene 35 dias, pregunto se le va la mancha ???? a que se debe ??, disculpame las molestias y gracias por tu tiempo .-

    Cordiales Saludos

    Carlos Martinez

  2. miguel Dice:

    con referencia a las manchitas blancas en los dedos y cola, mencionaste que desaparece con el tiempo, mi pregunta es, ¿en cuanto tiempo aproximadamente?

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