La educación del perro Pastor Alemán


Los pequeños seres que hemos traído al mundo, o el pequeño cachorro que hemos comprado y traído a casa, dependen completamente de nuestros cuidados. Una atención esmerada se traduce en ventajas económicas, ya que unos cachorros limpios y bien atendidos son generalmente sanos y se hallan libres de las pequeñas enfermedades que traen consigo una secuela de mayores males. Los cachorros sanos son, a su vez, más vendibles y alcanzan mejores precios y, también, necesitan unos cuidados veterinarios menos caros.

Los cachorros necesitan ejercicio y dormir; dormir durante mucho tiempo como resulta habitual para cualquier mamífero joven. Por supuesto, comenzarán a jugar entre sí, dentro de la caja, tan pronto como sus ojos se abran en forma plena y puedan moverse con cierta seguridad pero también necesitarán hacerlo al aire libre pues estas salidas rompen la monotonía de la caja y de su medio circundante.

Elijamos un día cálido y soleado para su primer contacto con el exterior y proporcionémosles un lugar resguardado al objeto de que no se alejen demasiado (si no disponemos de una perrera para este fin). Este lugar resguardado puede ser un reducto formado por tela de gallinero de malla reducida, de un metro de altura y con varillas metálicas en cada ángulo. Debe instalarse sobre hierba, al objeto de simular la superficie con la cual el cachorro se halla familiarizado en su caja. Este puede ser el principio de la habituación, ya que el cachorro preferirá hacer sus necesidades en una superficie familiar bajo sus patas y además se dará cuenta de que la misma se encuentra en el exterior.

La educación del perro Pastor Alemán Pastor Alemán

  1. Bra­zo superior.
  2. Omoplato.
  3. Costillar.
  4. Ijada.
  5. Cadera.
  6. Co­misura de los labios (belfo).
  7. Mandíbula inferior.
  8. Hocico.
  9. Nariz.
  10. Rostro anterior.
  11. Ceño.
  12. Cráneo.
  13. Orejas.
  14. Occipucio.
  15. Cogote.
  16. Cruz.
  17. Lomo.
  18. Grupa.
  19. Arranque de la cola.
  20. Pelambre ide la pata trasera.
  21. Cola.
  22. Articulación del jarrete.
  23. Jarrete.
  24. Articulación de la rodilla.
  25. Perfil inferior.
  26. Codo.
  27. Pies.
  28. Cuartilla.
  29. Antebrazo.
  30. Antepecho.
  31. Prosternón (hueso del pecho).

El reducto puede tener alrededor de 75 cm x 75 cm para 1 ó 2 cachorros de perro pastor alemán. Recordemos, a este fin, que el cachorro de este perro es resistente y puede permitírsele este tiempo de juegos en el exterior aun cuando la temperatura sea fría. Si el sol brilla y entramos el cachorro en casa antes de que empiece a hacer un frío excesivo, este tiempo invernal en el exterior le hará bien.

Nunca debemos llevar cachorros a la calle o de visita. La única vez que el cachorro debe abandonar el lugar en que nació es cuando es vendido y llevado a su nuevo hogar. Son demasiados los elementos de enfermedad y contagio contra los cuales no cuenta con resistencia alguna y con los que puede tropezar al separarlo de su ambiente al cual ya se halla adaptado. Llevemos el cachorro al exterior y coloquémoslo en su reducto para que pueda jugar inmediatamente después de comer. Generalmente entre 30 y 45 minutos de juego (en particular en el exterior) se traducirán en una o dos horas de sueño, el cual los cachorros necesitan y, por tanto, no debe molestárseles. Si son jóvenes durante el verano, cuando el sol es alto y caliente, debemos proporcionarles una sombra, extremo que se consigue fácilmente colocando un trozo de tela sobre la parte superior del reducto para eliminar los rayos del sol en por lo menos la mitad de la superficie de aquel.

Cuando los cachorros son de corta edad y con la voracidad que caracteriza a todos los seres jóvenes y en fase de desarrollo, es el momento para condicionarlos y acostumbrarlos a los sonidos fuertes al objeto de que más tarde no les produzcan temor. Esto cabe conseguirlo provocando estos sonidos mientras están comiendo. De hecho, si martilleamos un poco cerca del punto en que se encuentra la caja cuando los cachorros todavía se hallan en fase de amamantamiento y no han abierto los ojos, se acostumbrarán al sonido, aceptándolo como parte de su medio circundante. En cambio, si esperamos hasta más tarde cuando ya comen en un cuenco, será preciso que mantengamos los sonidos a un nivel suave al principio y aumentemos su intensidad y agudeza después, de modo que el golpe seco de un martillazo contra un trozo de madera, el de un extremo de una jarra al dar contra el suelo, el rápido batir de palmas o el disparo de un arma de fuego cerca de donde se encuentran no ejerza efecto sobre ellos y sigan con su frenética forma de comer como si no hubieran oído nada.

Aun cuando este es el tipo de adiestramiento utilizado por los criadores de perros de caza —y aquí no nos interesan los destinados a prácticas deportivas—, constituye no obstante una necesidad acostumbrar a nuestros cachorros a tal ruido para que no se muestren temerosos frente a él. Un perro pastor alemán no debe sentir temor en ningún sentido, pues si así fuera no sería digno de llevar el nombre de los de su raza y del significado utilitario del cual es indicativo. Una confianza sólida en la raza constituye «condición indiscutible» en Alemania.

Los utensilios empleados en la alimentación deben mantenerse siempre limpios. Los cuencos de aluminio grueso o de acero estampado son los mejores para dar de comer y beber al cachorro, ya que se limpian fácilmente y no se cuartean como ocurre con el ágata y la porcelana. Demos de comer al cachorro o cachorros en forma regular, en el mismo punto y al mismo tiempo. Establezcamos un ambiente amistoso y tranquilo durante las comidas y no estimulemos a los cachorros para que jueguen en dicho momento. Es la hora de comer y deben aprender a prestar toda su atención al cuenco que tienen ante sí sin distracciones externas.

Observemos los cachorros mientras comen. Hay siempre los que lo hacen despacio o son menos agresivos y se ven apartados y consiguen, por ello, menores raciones ante el cuenco. Si la carnada es lo suficientemente numerosa es mejor dividirla en dos grupos: los agresivos y voraces en uno y los más tímidos y de comer lento en el otro. O bien prestar mayor atención a los más lentos y procurar que consigan la suficiente comida ya que, si no es así, se mantendrán delgados y carecerán de fortaleza.

Durante el tiempo caluroso asegurémonos de que el cachorro dispone constantemente de la cantidad suficiente de agua fresca y limpia. Si por algún motivo ello no es posible, deberemos proporcionársela en cantidad dentro de un plazo máximo de una hora después de haber comido. Existe un nuevo artilugio en el mercado, similar a los que se utilizan para los pequeños animales de laboratorio, que facilitará una cantidad constante de agua fresca mediante una espita especial sin necesidad de cuenco o plato. La espita a la cual se halla conectado este dispositivo debe ser, necesariamente, lo suficientemente baja para que el cachorro pueda alcanzarla con facilidad.

Debemos acostumbrar a los cachorros a ser cepillados y peinados desde temprana edad. Enseñémosles a permanecer quietos y al alcance de la mano durante el proceso. Puede utilizarse un cepillo ordinario para pelo de cualquier clase para los cachorros muy jóvenes, y un buen cepillo de alambre y un peine de acero más tarde. Más adelante en su vida y para eliminar a fondo el pelo suelto deberá emplearse una hoja de sierra para metales.

No temamos tener nuestro cachorro de perro pastor alemán al aire libre con tal que pueda disponer de una caseta caliente en la que resguardarse cuando el tiempo es muy frío. Un perro criado dentro del hogar y que vive en condiciones artificiales de luz y temperatura presenta períodos irregulares de muda y resulta mucho más susceptible ante los cambios rápidos de temperatura. El perro pastor alemán es un animal fuerte y vigoroso, no un perro faldero, por cuyo motivo hay que tratarlo adecuadamente.

Sin embargo, muchos de nosotros queremos que nuestro cachorro sea criado en la casa y como animal de compañía. Esto, por supuesto, es lo ideal para quien posee uno o incluso dos perros pero, aun en estas circunstancias, nuestro pastor alemán debería poder contar con un habitáculo en el que le fuese dable permanecer cuando nos hallamos ausentes y deseemos que esté fuera de la casa. Este habitáculo, para nuestro cachorro, se convierte en su santuario y le evita meterse en problemas. Una caseta, dentro del habitáculo, le proporcionará abrigo en tiempo lluvioso o frío.

Al principio, para proporcionar ejercicio y sol en el exterior al cachorro o cachorros, cabe utilizar habitáculos portátiles, los cuales pueden adquirirse en todos los tamaños y resultan prácticos y manejables. También construírnoslos, haciendo que sean lo suficientemente altos como para que el cachorro no pueda saltar por encima pero no demasiado que nos impida a nosotros entrar en él. Cabe utilizar varillas de metal para fijar los ángulos.

Cuando planeemos instalar un habitáculo permanente para nuestro perro pastor hagamos que sea tan amplio como nuestra propiedad permita (dentro de unos límites razonables, por supuesto). Una dimensión de 6 x 12 metros es buena para uno o dos perros. Cabe que parezca excesivamente grande para un solo cachorro, pero hay que tener en cuenta que éste crecerá hasta convertirse en un animal de considerable tamaño que necesita espacio en el que moverse y hacer ejercicio. Proporcionémosle sombra en algún punto del habitáculo como protección contra el caliente sol del verano. Unos árboles de hoja densa resultan ideales y ayudan a embellecer el habitáculo pero, si no los hay, un trozo de tela juiciosamente utilizado puede hacer el mismo efecto.

Una caseta de buena dimensión para nuestro cachorro de perro pastor alemán cuando alcanza su desarrollo pleno debería tener 1 x 1,5 metros y alrededor de 1 metro de altura en su punto más elevado. Debe añadirse a todo ello un porche frontal con un tejadillo para proporcionar sombra y un lugar seco para estar tumbado cuando el tiempo es malo. Puede añadirse un medio de aislamiento térmico en el interior y la puerta ha de ser lo más pequeña posible para impedir que entre aire frío. Un trozo de manta clavado sobre la puerta puede impedir la entrada de bocanadas glaciales.

La mejor superficie para un habitáculo instalado en el exterior es tema susceptible de discusión. Muchos criadores tienen sus preferencias especiales respecto a la que afirman es la mejor. La de mantenimiento más fácil es la de cemento, pero puede llegar a ser muy caliente para las patas de un cachorro durante los meses de verano. Yo, por mi parte, siempre he recomendado una base de cemento con una capa de arena para la construcción en su parte superior. Los excrementos se eliminan fácilmente en la arena, ésta se esparce muy bien y, periódicamente, puede eliminarse por completo y sustituirla por otra nueva. Es barata como superficie y el cemento que se encuentra debajo, una vez eliminada la arena, puede ser sometido a la acción del fuego o limpiado con un desinfectante para destruir los huevos de las lombrices, etc.

Vallar el habitáculo permanente puede hacerse de diversas formas y diferentes costes. Cabe comprar secciones ya preparadas para su montaje o utilizar postes de cedro y alambre barato. Esta, como es obvio, es una cuestión que a nosotros toca decidir y solamente debemos estar seguros de que los materiales que empleamos no se estropearán en un breve espacio de tiempo y deberán ser sustituidos. Comprobemos también que la tela metálica del habitáculo es lo suficientemente alta como para retener el cachorro en su interior cuando haya crecido hasta su tamaño pleno y lo bastante gruesa como para retenerlo en su madurez.

No debemos bañar a nuestro cachorro a menos que sea absolutamente necesario. Existen hoy en día en el mercado muchos champús secos que, combinados con un buen cepillado, eliminarán por regla general cualquier suciedad y mantendrán nuestro cachorro limpio y desprendiendo un suave olor. Si nuestro cachorro se mancha con pintura, comprobemos cual es el medio más idóneo para eliminarla y utilicémoslo para este fin, pero recordemos que el producto empleado debe ser eliminado, a su vez, mediante jabón y agua tibia inmediatamente. Esto resulta especialmente cierto en el caso de la trementina.

Si consideramos necesario bañar a nuestro cachorro, conviene recordar que existen cremas preparadas y enlatadas, jabones en pasta que no requieren un enjuague, y detergentes líquidos, todos ellos fabricados específicamente para bañar perros.

Mantengamos debidamente recortadas las uñas del cachorro. Esto cabe hacerlo con unas tijeras de manicura mientras es joven. Más adelante, cuando la uña se hace más dura y fuerte, debe utilizarse el cortador de tipo guillotina especialmente diseñada para perros. Tengamos cuidado, sin embargo, de no cortar demasiado profundamente. Una linterna colocada debajo de la uña nos permitirá ver el sector oscuro constituido por la línea de sangre, lo cual nos evitará cortarla. Si a pesar de todo ello ocurriera, simplemente deberemos mantener el cachorro inmóvil hasta que deje de sangrar. La solución Munsel o un lápiz estíptico nos ayudará a tal fin. Puede utilizarse una lima corriente para perros para redondear las uñas pero si una de ellas ha sangrado al cortarla, no deberemos limarla hasta que hayan transcurrido por lo menos 24 horas. Limemos de arriba hacia abajo con un movimiento basculante para redondear la parte cortada. Si vivimos en una ciudad y nuestro cachorro hace mucho ejercicio caminando por aceras de cemento, el crecimiento de sus uñas se verá probablemente neutralizado por el desgaste natural. Si no es así, cortárselas será lo aconsejable.

Huesos blandos de costilla, galletas para perros y algunos de los juguetes especiales para cachorros constituirán una ayuda para impedir que se forme sarro en los dientes de nuestro cachorro. Un cachorro comienza a cambiar sus dientes de leche cuando tiene alrededor de 14 semanas. Mirémosle la boca con frecuencia durante este período. Algunas veces estimaremos necesario arrancar un diente flojo, lo cual puede hacerse con unas pequeñas tenazas de electricista. Las encías estarán hinchadas y, hasta cierto punto, le dolerán pero, a diferencia de lo que ocurre con los niños, son pocas las molestias que experimentan los cachorros cuando cambian sus dientes.

Cuando adquirimos un cachorro y nos lo llevamos a casa, asegurémonos de que lo tenemos todo preparado para esta nueva adición a nuestra familia. Tengamos cuencos para los alimentos y el agua debidamente preparados, así como un lugar especial donde el recién llegado pueda dormir en paz. Y dejemos que vague por toda la casa para familiarizarse con ella. Nuestro cachorro de perro pastor no necesitará ni querrá un cesto. Una alfombra, alejada de las corrientes de aire a ras del suelo, servirá admirablemente para este fin. Recordemos, también, que hasta que el cachorro se haya familiarizado con la casa es mejor confinarlo a un sector específico que pueda ser limpiado con facilidad, como por ejemplo el cuarto de baño.

Las moscas, durante los meses de verano, pueden resultar un terrible martirio para nuestro cachorro (así como para el perro adulto), picándole las orejas erguidas, o en trance de erguirse, hasta hacer que sangren y se llaguen. Para evitarlo debe frotarse o pulverizarse en las orejas del cachorro un buen insecticida líquido tantas veces como sea necesario para su protección.
Para desarrollar el grácil andar característico del perro pastor alemán, nuestro cachorro necesita mucho ejercicio.

Los que juegan entre sí generalmente efectúan un buen ejercicio, pero el que está solo depende de nosotros para este fin como, también, para todas las cosas. Una pelota o un palo que se le enseña a perseguir y a traer constituye un buen ejercicio. También es bueno el enseñarle a saltar cuando ya es más crecido. A los 7 meses aproximadamente podemos enseñarle a correr al lado de una bicicleta y, cuando haya alcanzado su madurez, hagamos que trote en esta práctica durante varios kilómetros. Si viajamos con el cachorro en tiempo caluroso nunca deberemos dejarlo solo en un coche cerrado y al sol pues la muerte se cobra cada verano su terrible cuota de perros tratados de este modo.

Una revisión sanitaria periódica de nuestro cachorro durante toda su vida por parte de nuestro veterinario puede rendir grandes dividendos, tanto mentales como monetarios. Recordemos, en tales casos, llevar una muestra de sus deposiciones para su correspondiente análisis. Jamás debemos olvidar que este cachorro necesita unos cuidados mentales tanto como físicos. Los de algunas otras razas puede dejarse que organicen su vida por sí mismos, pero no nuestro perro. El carácter de nuestro cachorro y su salud mental necesita unos cuidados en grado tan elevado como su bienestar físico. Hagámosle compañía y mostrémosle comprensión y nos lo pagará muchas veces en amor y devoción.




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Un comentario en La educación del perro Pastor Alemán

  1. vicky blas durand Dice:

    simi mascota tiene pulgas .seria recomendable bañarlomas seguidopara poderelimimar asi, las pulgas

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