La crianza del Dogo Alemán


La crianza del Dogo Alemán

Hacer criar a nuestra perra no va a ser tarea fácil si no somos expertos, ya que deberemos tener en cuenta dos aspectos fundamentales: en primer lugar, la selección del macho, y a continuación, todo lo relativo a la gestación de la hembra, al parto y al cuidado de los cachorros.

Aquí hablaremos básicamente sobre la selección del macho. Si pretendemos hacer criar a nuestra hembra, deberemos buscarle un macho sin ningún defecto. Para ello nos dirigiremos al Club de raza o bien a la sociedad canina que nos corresponda territorialmente. Allí nos orientarán sobre posibles criadores o propietarios que posean ejemplares de dogo alemán. Procuraremos informarnos bien para evitar cometer errores que puedan resultar irreparables.

Los criadores que conocen muy bien la raza buscan una cierta consanguinidad, pero hay que ir con cuidado, ya que una consanguinidad excesiva representa un problema, pues en ella se suman tanto las cualidades como los defectos, lo que suele generar trastornos en el carácter del perro y debilitarlo físicamente.

Si no conocemos bien este terreno, nos evitaremos problemas consultando con algún especialista, que oh servará a nuestro ejemplar y analizan su pedigrí; así, podrá orientarnos sobrecuál es el macho más idóneo paro nuestra hembra.

Deberemos atenernos siempre las normas de cría establecidas por el club de raza. Las camadas deben sei declaradas a la Sociedad Central Canina, bien sea directamente o a través de la delegación territorial.

En muchas ocasiones, el macho pertenece a otro propietario: por ello existen las denominadas Normas Internacionales de Cría de la Fédération Cynologique Internationale (FCI). A través de ellas conoceremos tanto nuestros derechos como nuestras obligaciones en el momento de llevar nuestra hembra a cubrir.

Toda norma establecida prevalecerá sobre cualquier acuerdo escrito al que se haya llegado. Estas normas internacionales sirven para orientarnos en el caso de que debamos hacer un largo viaje hasta el lugar de residencia del macho elegido o bien si hacemos viajar sola a nuestra perra. Lo ideal, por experiencia, es que llevemos a la perra en nuestro vehículo, ya que así evitaremos posibles accidentes e incluso tras tornos psicológicos que la madre pudiera sufrir a la ida o al regreso.

Si queremos que nuestra hembra críe, deberemos controlar el momento en que se encuentre en celo. Esto ocurre aproximadamente cada seis meses, aunque en determinadas razas el celo puede presentarse con una periodicidad de ocho meses.

Advertiremos que la hembra ha entrado en celo porque, a su paso, aparecerán por el suelo unas manchitas sanguinolentas. En otras razas es habitual que el pelo largo que cubre la parte trasera del perro disimule, en un principio, los síntomas del celo, pero este no es el caso del dogo alemán.

A partir del primer celo, deberemos llevar un riguroso control del calendario para poder prever la proximidad de los celos siguientes. Durante este período, que dura unos 21 días, la vulva de la hembra se abulta y sangra. La ovulación tiene lugar a partir del décimo día.

Si la perra convive con machos, deberemos procurar que estos no la cubran, a no ser que ello fuera nuestro objetivo. Es recomendable que tenga su primera carnada a partir del tercer celo (aproximadamente, a los dos años de edad), y evitaremos que sea más tarde de los seis años, ya que ello supondría un riesgo para la madre, a no ser que se tratara de un segundo o tercer parto.

En cuanto a la elección del día de la cubrición, tenemos dos opciones en función de la proximidad o lejanía del macho; si el macho, también vive en casa, ellos mismos escogerán el momento que más les convenga, pero si la perra debe ser cubierta por un macho que no convive con ella procuraremos asegurarnos de que el día escogido sea el más idóneo. Con este objeto, la llevaremos al veterinario para que le practique un frotis, que nos indicará en qué punto se encuentra del ciclo. Como hemos dicho anteriormente, el momento más indicado para la cubrición es a partir del décimo día.

Antes de que nuestra perra sea cubierta, deberemos desparasitarla y vacunarla contra el parvovirus, con objeto de que los pequeños nazcan inmunizados.

Cuando estemos seguros de que la monta ha sido efectuada correctamente, tomaremos nota de la fecha, una manera que podamos hacer un seguimiento del proceso de gestación. A partir de los treinta días después de Ia cubrición, llevaremos la perra a nues tro veterinario para que le efectúe una ecografía; de este modo sabremos el número de cachorros y su colocación. El alumbramiento tendrá lugar al cabo de 58 o 60 días, aunque podría retrasarse dos o tres días.




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