¿Cómo observar las aves?


Qué se necesita

Prismáticos o binoculares

En cualquier par de prismáticos ha­llará el lector ciertas indicaciones numéricas como 7 X 35, 8 X 56 o 10 x 40. La primera cifra señala los aumentos. Con unos gemelos binocu­lares de 7 aumentos se puede con­templar un ave a 70 m de distancia como se podría hacer a simple vista si estuviese situada a 10 m del ob­servador. La segunda expresa el diá­metro de la lente frontal del objetivo en milímetros. Si se divide esta última por el valor del aumento (por ejem­plo 35 mm: 7 = 5 mm), se obtiene el diámetro del rayo de luz que lo­gra el ojo, lo que se conoce por pu­pila de salida. Esto puede verse, sos­teniendo los prismásticos contra una superficie clara y mirando a poca distancia por su parte posterior.

La permeabilidad a la luz de cada tipo de prismáticos, por consiguien­te, puede ser bastante distinta. Te­niendo en cuenta que la pupila de nuestros ojos se contrae en presen­cia de una luz clara hasta 2 mm de diámetro, una pupila de salida de 7 mm no proporcionará en tales cir­cunstancias una imagen más clara que otra más pequeña de sólo 3 mm. Los prismáticos de gran luminosi­dad (por ejemplo 8 x 56) sólo son ventajosos a la hora del crepúsculo. En estos casos son de cierta ayuda para la gente mayor, aunque no de­masiado; la pupila de una persona de 70 años se abre solamente hasta 3 mm, por regla general, contra 7 mm de una persona joven.

¿Cómo observar las aves? Aves Salvajes

Por consiguiente ¿qué medidas son las más prácticas? El aumento más adecuado fluctúa entre las 7 y 10 veces. Los prismáticos más potentes no pueden manejarse manualmente de manera que se sostengan fijos, sobre todo cuando hace viento.Para que el instrumento no pese demasiado sobre los brazos durante la observación, aunque a veces sea necesario, se recomiendan por lo aceptable de su peso los modelos de mediana luminosidad, por ejemplo, de 8 x 30, 9 x 30 y 10 x 40.

Hay que considerar que a mayor número de aumentos, menor amplitud de campo de visión y, por ello, las aves en movimiento escapan del objetivo con mayor facilidad. Por lo tanto, existen modelos especiales de gran angular con los cuales a 1000 m de distancia se pueden abarcar a un tiempo, por ejemplo, 145 m en lugar de 120 m. Los más aconsejables siguen siendo, de todos modos, y por regla general, los prismáticos de 8 X 30. Para el principiante pueden bastar a veces los modelos menores de 7 x 20 o bien 8 X 21, que se consiguen en todos los precios. Como lo vienen demostrando los estudios realizados sobre las condiciones de mercado, la buena calidad no tiene por qué ser cara en este artículo. Los prismáticos de mayor costo se notan no sólo en la parte central de la imagen sino también en los bordes. Además, la imagen observada a contraluz no emitirá resplandores ni presentará aspecto lechoso. Las lentes de los prismáticos modernos han sido mejoradas mediante un revestimiento antirreflectante y adquieren eventualmente irisaciones rojas, pardas, verdes o azules al ser colocadas frente a la luz. Se logra de esta forma un incremento de la permeabilidad luminosa y de la calidad de la imagen.

Los prismáticos construidos mediante prismas de techo, de diseño más estilizado, son muy manejables e incluso se hallan mejor protegidos contra el polvo y la humedad. Son, por dicha causa, más caros. Un armazón de caucho hace que sea más fácil empuñarlos y amortigua los golpes. Los modelos con los cuales puede abarcarse todo el campo de visión, incluso con gafas puestas, también tienen un nivel de precio más alto.

Para el observador de las aves lo importante es poder ajustar el enfoque rápidamente mediante un sistema central. Como accesorios son necesarios un estuche contra la lluvia y un macuto, bolsa o algo similar para llevarlos al hombro.

Telescopios o catalejos

Son ventajosos cuando las aves han de observarse a grandes distancias, como por ejemplo en el mar o en aguas continentales. Debido a su relativo poder de ampliación éstos deben colocarse sobre un trípode que pueda levantarse hasta la altura de los ojos. Observar en posición encorvada o en cuclillas puede resultar muy incómodo y lastimoso al cabo de un rato.

Existen dos tipos distintos de catalejos: los de prismas en acabado de una pieza, y los anteojos de lentes (telescopables) que pueden encajarse unos con otros y ser más transportables. La protección contra la internperie es menor en estos últimos. Los catalejos se construyen a menudo en tipo zoom (por ejemplo, 15-40 X 60 o 22-60 x 70). A mayor aumento, la imagen resulta más oscura y menos definida, por lo cual la información que se obtiene no habrá sido mejorada más que ligeramente. Por consiguiente, lo que con más frecuencia se recomienda es el anteojo de 30 X 75 o 30 X 80.

Muchos fabricantes suelen suministrar adaptadores para acoplar cámaras de tipo réflex. De todas formas, debido entre otras cosas a la poca intensidad de la luz de los catalejos, no se consiguen imágenes fotográficas demasiado notables.

En cambio, por un precio relativamente bajo, los objetivos fotográficos provistos de lo que se conoce por conversor monocular pueden ser transformados en un anteojo de gran rendimiento. La amplificación corresponde a una décima parte de la longitud o distancia focal; de éste modo de un teleobjetivo de 300 mm se puede obtener un anteojo de 30 aumentos.

Libros para identificar las aves

Existen en los más diversos diseños. Quien quiera ocuparse seriamente de nuestras aves, necesita una buena guía para andar por el campo. Habrá de ser una obra que trate, cuando menos, de todas las especies centroeuropeas y proporcione los datos más exactos que sea posible sobre el ambiente donde se desarrolla, fonación o canto, aspecto y comportamiento. Son importantes, además, los mapas de distribución donde se indique si un ave determinada se puede encontrar como especie anual, especie de verano, huésped de invierno, ave de paso, o si no se puede tropezar con ella ni remotamente.

Antes de comprar el ejemplar hay que analizar los grabados con espíritu crítico; ¿permiten éstos estudiar a las gaviotas en su plumaje nupcial o en el juvenil? ¿Existen para las limícolas o pequeñas zancudas, para las aves rapaces o para los motacílidos (lavandera común, lavandera boyera, etc.) las imágenes que permiten diferenciar las distintas razas? ¿Son de buena calidad las ilustraciones a todo color de pinzones, escribanos, colirrojos y tarabillas, así como de los patos, machos y hembras? ¿Figuran todas las especies bien ordenadas, conservando unas proporciones correctas entre sí y ocupando posiciones similares de modo que puedan establecerse con facilidad las comparaciones necesarias? ¿Describe el texto características que puedan observarse bien en las ilustraciones?

No existen, por el momento, guías fotográficas que puedan responder afirmativamente a las preguntas anteriores. En el apéndice de esta obra indicamos algunos libros que presentan excelentes dibujos perfectamente coloreados, sumamente útiles para identificar las características de la avifauna.

Actitud cuidadosa

El actuar de un modo cuidadoso es cosa que debiera darse por entendida. Aquel que quiera observar las aves deberá ir vestido de manera poco llamativa y no producir ruidos innecesarios. A la orilla del bosque o en el margen de los cursos de agua o de los estanques es donde se las podrá contemplar si se permanece escondido, completamente inmóvil y en silencio en algún lugar. Sobre todo entre abril y julio, puede suce-der que haya un pájaro llamando a otro silenciosamente en las inmediaciones o volando alrededor del observador. En tales circunstancias, por regla general, existen huevos o crías muy cerca, y entonces hay que apartarse del sitio rápidamente.

Forma de identificar la clase de ave

Un auxiliar importante puede ser el bloc de notas para trazar sobre el terreno un dibujo lo más exacto posible, que puede perfeccionarse en casa más tarde. Para poder identificar un ave hay que analizar los siguientes aspectos:

TAMAÑO DEL CUERPO. Para esto se cuenta con datos comparativos a partir de las especies más conocidas, como gorrión, mirlo, paloma urbana, corneja, etc. Para enjuiciar correctamente el de las aves en vuelo se requiere una experiencia mayor.

CONFIGURACIÓN. Si los colores son difíciles de reconocer, una ayuda apreciable es la observación a contraluz; sin embargo, pueden variar según la posición del cuerpo o la colocación del plumaje. ¿El ave es de configuración redonda o estilizada, se mantiene erguida o más bien se inclina hacia adelante, la cola es corta o larga? ¿El pico es pequeño y delicado, corto y grueso, largo y fino, puntiagudo o curvo?

COMPORTAMIENTO. ¿Se mueve a saltitos con ambas patas como los gorriones, corre con rapidez como las lavanderas? ¿Mueve la cola constantemente como si palpitara, trepa por los árboles de espaldas, se desliza entre dos aguas como un pato silvestre, o bucea totalmente como las fochas? ¿Su vuelo es rectilíneo u ondulante?

COLORIDO. Bajo los primeros rayos solares del día o los últimos resplandores de la tarde, los colores de las aves toman un tinte rojizo; a contraluz aparecen más oscuros que en las imágenes de los libros. Hay que prestar una atención especial a las uniones de las alas, las bandas junto a los ojos, etc., que dentro de especies semejantes constituyen la única característica distintiva válida.

¿Cómo observar las aves? Aves Salvajes

LOS SONIDOS VOCALES. El canto y las llamadas de aviso o reclamo son tan característicos que uno puede reconocer al ave de que se trata con toda seguridad, aunque no la vea. Existen muchas especies tan semejantes (parecen ejemplares gemelos) como el mosquitero musical y el mosquitero común o el agateador común y el agateador norteño  que sólo se distinguen por la voz.

Un buen auxiliar para conocer los cantos de mayor aceptación entre los aficionados, lo puede constituir la cassette correspondiente a este libro. Especialmente en otoño y en la estación invernal, cuando la mayoría de las aves se retiran enmudecidas a sus cuarteles de invierno, nos ayuda a no olvidar sus trinos y gorjeos recogidos y grabados con tanto esfuerzo. Al aire libre se originan, desde luego, perturbaciones ocasionales del sonido emitido al entremezclarse con ruidos secundarios o retazos de conversaciones. Pueden inducir a confusión las especies que conocemos por pájaros imitadores como los estorninos, carriceros políglotas y zarceros icterinos, que son capaces de reproducir los trinos de sus congéneres.

Es muy recomendable participar en las excursiones guiadas por expertos en ornitología, que suelen organizar las asociaciones de estudio y protección de las aves

¿Cuándo hay que observar las aves?

Las aves en el transcurso del día Para la observación son ideales las horas de la mañana, antes de mediodía. La mayoría de las aves despliegan entonces una actividad incrementada en lo que atañe, por ejemplo, al canto o a la búsqueda de alimento. Las voces de estos animales se oyen inmediatamente tras la salida del sol en los meses de mayo y junio. A mediodía, sobre todo cuando hace mucho calor, se encuentran muy pocos ejemplares, pues muchos de ellos buscan refugio en lugares sombreados y frescos. Tras las horas de mediodía vuelven a mostrarse, por lo general, en toda su vivacidad y al atardecer uno puede recrearse nuevamente con el gran concierto sonoro.




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