¿Cómo conseguir que periquitos salgan de la jaula y vuelvan a ella?


Cómo conseguir que periquitos salgan de la jaula y vuelvan a ella

Los periquitos son aves muy vivaces, y tenerlos siempre encerrados en una jaula es algo que va completamente en contra de su naturaleza. Pero, ¿Cómo conseguir que tus periquitos salgan de la jaula, y vuelvan sanos y salvos a ella? ¿Es una necesidad o abuso el recorte de las alas? A continuación, aclararemos dichas dudas.

Los periquitos silvestres son nómadas, recorren muchos kilómetros diarios volando. Por supuesto, nunca podemos brindar a nuestros periquitos «caseros» todo el espacio que necesitarían para vivir como en libertad, pero lo mínimo que podemos hacer es darles la oportunidad de salir de su jaula y moverse.

Un periquito permanentemente encerrado en su jaula pronto sufrirá problemas de salud, como obesidad, ventilación deficiente de los sacos aéreos, atrofia de la musculatura del vuelo, etc., y no estará feliz.

Aunque la jaula parezca enorme, nunca habrá en ella suficiente espacio para que puedan volar de verdad, esto únicamente es posible en pajareras relativamente grandes (de varios metros de longitud) o en la propia habitación.

Número de veces

Si la jaula no cumple con las medidas mínimas (60 x 40 para una pareja) es recomendable que siempre permanezca abierta y que los periquitos sólo la utilicen como «dormitorio» por las noches. Si la jaula es más grande basta con unas horas diarias de vuelo libre (por lo menos cinco), pero cuanto más, mejor. Para poder prescindir totalmente de estas excursiones por la habitación los periquitos tendrían que vivir en una pajarera de varios metros de longitud.

Lugar ideal

Siempre en una habitación completamente cerrada. Soltar un periquito a volar fuera de la casa es más que arriesgado: como aves nómadas, el sentido de la orientación del periquito no está muy desarrollado. Aunque quisiera volver, es muy probable que no encuentre el camino de vuelta a su casa. Además los periquitos tienden a huir volando de cualquier peligro que se les presente, basta con un pequeño susto fuera de la casa y el periquito sale volando «sin cabeza», sin que haya posibilidades de recuperarlo (y probablemente firmando su condena a muerte). Esto puede ocurrir también con periquitos muy mansos que en condiciones normales nunca saldrían volando de la mano. Mejor no arriesgarse.

Aparte de esto, al aire libre hay multitud de peligros que no podemos evitar: plantas venenosas, contagio con enfermedades a través de pájaros silvestres, aves rapaces, el gato del vecino…

Lo más normal es elegir la habitación dónde poner la jaula también en función de las posibilidades que se tienen en ella de soltar a los periquitos a volar.

Absolutamente desaconsejable es la cocina: hay demasiados peligros que no se pueden evitar, como vitrocerámicas calientes, vapores venenosos de productos de limpieza y teflón, alimentos inapropiados para los periquitos… Y, al no ser que te guste el potaje con plumitas, tampoco es muy higiénico.

En cualquier caso, hay que preparar la habitación de tal forma que se evite cualquier peligro para los periquitos.
Además conviene poner en ella algún «espacio de juegos» diseñado para los periquitos, que les pueda servir como «pista de aterrizaje» y donde puedan pasar el tiempo que pasen fuera de la jaula.

¿Recortar o no?

Lo que comúnmente se llama «recorte de las alas» normalmente «sólo» se refiere a cortar las remeras (las plumas largas de las alas) más externas, no el ala en sí. Hay una variedad más bestial, que consiste en seccionar un ligamento del ala, con lo que el ave no pueda controlar los movimientos del mismo. Por suerte, esta operación se practica muy poco (cualquier veterinario que la realiza parece que no ha entendido nada de lo que es la ética profesional) y más bien en aves mayores, como cacatúas o guacamayos.

Aún así, el simple recorte de las remeras ya es más que rechazable. Privando al periquito de su capacidad de vuelo se le quita su forma de desplazarse que más utiliza, el vuelo. Además conlleva los mismos problemas de salud que la falta de movimiento por estar encerrado permanentemente en la jaula: obesidad, atrofia de la musculatura de las alas, etc.

Bajo este aspecto, es especialmente peligroso recortar las remeras a periquitos muy jóvenes, que todavía están ejercitando y desarrollando esta musculatura con sus primeros intentos de vuelo. Si no pueden hacerlo adecuadamente esto puede llevar a problemas de vuelo durante toda su vida.

El recorte de las alas no minimiza los riesgos para el periquito durante el vuelo libre. En una habitación adecuadamente preparada para soltar a los periquitos se puede evitar la gran mayoría de las situaciones peligrosas, aunque los periquitos conserven su capacidad de vuelo. Incluso, si se cortan de forma irregular, el periquito puede sufrir serios accidentes al poder volar un poco, sin coger altura, pero tampoco sin poder controlar la dirección o la velocidad de vuelo. Es más, paradójicamente el recorte de las alas guarda el peligro de que el periquito escape volando: las remeras vuelven a crecer tras cada muda. Si el dueño no está atento al crecimiento de las nuevas plumas cualquier día abre la ventana confiando en que el periquito no puede volar, y éste puede escapar.

El primer vuelo

Puedes empezar a soltar a volar a tus periquitos en cuanto lleven 2 – 3 semanas en tu casa. En este tiempo se acostumbrarán a su nuevo entorno y por lo menos conocerán la habitación de vis-ta. No hace falta que estén acostumbrados a la mano; aunque facilita las cosas, no es imprescindible. También un periquito asustadizo puede aprender sin mayores problemas a salir y volver a entrar en su jaula.

¡Es muy importante que las ventanas estén cubiertas! Los periquitos no los reconocen como cristal y pueden intentar traspasarlos, un choque frontal puede desnucarlos. Así que baja las persianas, si no tienes, pega unos folios en ellos con algo de cinta adhesiva. Luego cada día puedes abrir las persianas un poco más o quitar algún folio hasta que los periquitos aprendan a reconocer las ventanas como frontera.

Para que los periquitos salgan de su jaula, simplemente ábreles la puerta. ¡nunca los saques con la mano o los espantes! Si salen por su propia voluntad también encontrarán el camino de vuelta. Si no salen el primer día que les abras la puerta, ya saldrán el segundo. No los fuerces, déjalos decidir.

Los más espabilados saldrán en cuanto vean la puerta abierta, pero los más tímidos pueden pasarse días mirando la puerta abierta sin saber qué hacer.

La primera excursión siempre suele ser algo caótica: no es raro que los periquitos, todavía no muy experimentados con el vuelo, resbalen al aterrizar o incluso choquen contra las paredes. Por muy espectacular que parezca, no se suelen hacer daño. Lo más normal es que aterricen en algún lugar elevado, como encima de muebles altos. La altura les da seguridad.

Cada vez las excursiones serán menos caóticas. Los periquitos se acostumbrarán a ellos y saldrán y entrarán sin problemas. También explorarán la habitación, si les tienes preparado algún espacio de juegos probablemente se convertirá en su lugar predilecto cuando están fuera de la jaula.

Regreso a la jaula

¿Cómo hacer para que el periquito entre de nuevo a la jaula? Muy fácil: dejando que entre solo. Todos los periquitos pueden aprender sin ningún problema a volver a entrar en la jaula por sí solos.

Para que funcione conviene seguir una serie de reglas:

  • El periquito tiene que haber salido solo. Si salió porque lo sacaste con la mano o porque se vio espantado puede que no encuentre el camino de vuelta. Si encontró la puerta para salir, también la encontrará para entrar.
  • Para poder entrar en la jaula con más facilidad puedes colocar una percha de plástico (de los que sólo se enganchan a las rejas por un extremo) ante la puerta por fuera de la jaula, y luego dentro de la jaula cerca de la puerta alguna golosina, como un racimo de panizo. ¡No ofrezcas comida fuera de la jaula! Bueno, no pasa nada si de vez en cuando le das alguna golosina de tu mano mientras esté fuera o al principio la utilices para atraerlo hacia el espacio de juegos, pero no le des nada para «hartarse a comer». Así el periquito si se ve con hambre, buscará el camino de vuelta a la jaula. Además, los periquitos tie-nen un metabolismo bastante alto y comen pequeñas cantidades de semillas repartidos a lo largo de todo el día, así que el periquito entrará en la jaula cada cierto tiempo para comer.
  • La primera vez que sueltes a tus periquitos es posible que no entren por la noche por si solos. Si es así puedes dejarlos fuera esta noche sin ningún problema, dejando alguna luz tenue encendida en la habitación. Si están acostumbrados a la mano también puedes intentar hacerlos subir a tu dedo y devolverlos a la jaula, incluso, si ésta no es demasiado grande, puedes «ofrecerla» a los periquitos, llevándola a donde están ellos, a veces así entran. Si no funciona nada de esto ya entrarán por la mañana siguiente por sí solos. Y una vez que hayan encontrado el camino de vuelta, es casi seguro que en futuras ocasiones volverán a la jaula por la noche sin problema ninguno.
  • Si en alguna ocasión es imprescindible devolver al periquito a la jaula la forma menos estresante de atraparlo es oscureciendo la habitación, ya que en la oscuridad el periquito no volará, siendo más fácil cogerlo. Además de esta forma no asociará la experiencia de ser atrapado con el aspecto de su cuidador. ¡Aun así, esto solo debería ser una solución de emergencia y algo excepcional! Siempre supone un gran susto al periquito y un gran retroceso en la confianza hacia el dueño. ¡Nunca intentes atrapar a un periquito durante el vuelo! Es muy fácil dislocarle la articulación del hombro.



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Un comentario en ¿Cómo conseguir que periquitos salgan de la jaula y vuelvan a ella?

  1. alfonso de mena Dice:

    El texto me ha resultado muy interesante y creo haber aprendido cosas valiosas. Quedo agradecido.

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